Una persona es sordo
ciega cuando en ella se combinan dos deficiencias sensoriales generando problemas
de comunicación únicos y necesidades especiales para percibir y desenvolverse
en su entorno. Como consecuencia de la incomunicación y desconexión con el
mundo, presentan una serie de dificultades, que se manifestaran, de acuerdo a
sus características, el la comunicación, la educación, el trabajo y la vida
social.
Por lo tanto la sorda ceguera es una capacidad que debe ser considerada con entidad propia. Las personas que manifiestan esta condición requieren de servicios especializados, personal específicamente formado para su atención, métodos únicos de comunicación alternativa y rutinas planificadas, que los ayuden a desempeñarse en las actividades diarias.
Algunas personas sordo ciegas pueden ser totalmente sordas y ciegas. Otras, en cambio, poseen restos auditivos, visuales o ambos.
En el caso de quienes poseen la discapacidad de nacimiento o que la adquieren a temprana edad, la situación es mucho más compleja, puesto que se pueden presentar problemas adicionales que afecten a su personalidad o conducta.
Es imprescindible, entonces, iniciar una intervención inmediata, que permita al paciente aprender a utilizar sus restos sensoriales para potenciarlos y adquirir aprendizajes tales como: la comunicación alternativa y la orientación movilidad.